7 de octubre del 2019
El artículo “El Ecosistema del Valor Compartido” de Mark Kramer y Marc Pfitzer (HBR, octubre 2016) menciona que la creación de valor compartido es cada vez más importante para las empresas cuando buscan nuevas oportunidades de negocios y también ganar la confianza de sus grupos de interés. Asimismo, muchos de los problemas del mundo como la inequidad de los ingresos, el cambio climático entre otros son tan grandes y complejos que las soluciones requieren el know how y la capacidad de gestión de las empresas.
Sin embargo, las empresas no se desenvuelven de manera aislada, cada una existe en un ecosistema donde las condiciones sociales pueden reducir los mercados y restringir la productividad de su cadena de valor. Las limitaciones provienen tanto de las limitaciones propias del gobierno como de los particulares valores, normas y comportamientos de cada sociedad.
Para avanzar, entonces se requiere cambios en los ecosistemas empresariales. En este sentido, las empresas deben promover, fortalecer y participar en coaliciones multisectoriales en la que participen también las entidades de gobierno, las ONGs, la sociedad civil y las comunidades. Al respecto, el marco del Impacto Colectivo introducido por John Kania y Mark Kramer en Stanford Social Innovation Review (2011) ha facilitado exitosas colaboraciones multisectoriales.
Existen cinco principios del impacto colectivo que ayudan a reformular el ecosistema de la creación de valor compartido, validados por experiencias exitosas. Estos son una agenda común, un sistema de medición compartido, actividades de refuerzo mutuo para el logro de los objetivos. Además, la comunicación constante y la implementación de una oficina central especializada full time de apoyo.
La aplicación de estos cinco principios genera grandes impactos positivos en beneficio de las empresas y de la sociedad. Experiencias exitosas como las de Yara en el áfrica y de Walmart en los Estados Unidos así lo demuestran.