12 de setiembre del 2016
Las poblaciones de las comunidades que se ubican alrededor de las empresas mineras, en general, tienen una gran desconfianza y temor hacia las actividades mineras. Incluso, pueden pasar muchos años de convivencia entre minería y comunidades, y la desconfianza puede persistir o aumentar a pesar de que hay una calma aparente. Tal vez, lo más grave es que es muy dificultoso ampliar las operaciones de las empresas hacia nuevos proyectos mineros que pueden ser beneficiosos y crear valor compartido para las empresas, las comunidades, el gobierno y la sociedad civil.
En parte la desconfianza se debe a que las poblaciones consideran que las operaciones mineras van a disminuir significativamente la disponibilidad de aguas para sus labores agrícolas; así como también van a contaminar las aguas de los ríos y las tierras donde se encuentran sus cultivos. Además, muchas veces también mencionan que las operaciones contaminan los aires afectando la salud humana y la de la ganadería que es parte sustancial de sus actividades económicas.
Este tipo de desconfianza relacionada a la contaminación ambiental y a los impactos económicos y sociales, luego se convierte en conflictos sociales y ambientales, lo cual lleva a paralizaciones, huelgas, bloqueos de carreteras, enfrentamientos entre los pobladores y las fuerzas de seguridad, e incluso muertes, generándose muy poca colaboración para el desarrollo de los proyectos y fuertes corrientes de opinión que no favoreces el desempeño de los proyectos mineros; es así que, en Perú, 71% de los conflictos son de tipo social y ambiental, la mayoría de ellos relacionados al sector minería e hidrocarburos (Reporte mensual de conflictos sociales, Agosto 2016, Defensoría del Pueblo), mientras que en América Latina se registran 226 proyectos mineros implicados en conflictos sociales (OLCA, 2016).
Es posible que estas opiniones cambien y se conviertan en favorables, si es que hubiera más casos exitosos de convivencia armoniosa entre la minería y las poblaciones de las comunidades; mayores lazos de colaboración entre sector minero y actividades agrícolas y rurales; y que los beneficios de la actividad minera sean más tangibles en las poblaciones rurales y de menor desarrollo social. Esto puede ser posible, ampliando más los beneficios de la actividad minera a través de la creación de valor compartido entre empresas mineras, poblaciones, gobierno y otros grupos de interés en base a la aplicación a los diferentes elementos que apoyan la creación de valor compartido y promueven la colaboración y la generación de prosperidad.
Cadenas de Valor y Clusters
A pesar que no hay enlaces directos entre los productos y mercados mineros con las poblaciones, se observa que la minería a través de su cadena de valor genera beneficios, a las poblaciones de las comunidades, demandando puestos de trabajo técnico permanentes y temporales, servicios de transporte, servicios logísticos y de abastecimiento locales, provisión de alimentos y comida para los trabajadores, entre otros. Además, contribuye a generar y fortalecer clusters locales a través del apoyo para la construcción y fortalecimiento de la infraestructura básica como pistas, energía eléctrica, infraestructura para servicios de agua para consumo humano, mejora en la logística de abastecimiento de bienes y servicios para los pueblos rurales, mejoras en la capacitación laboral, etc.
Cabe destacar, que para el desarrollo de estos clusters ya existe la valiosa colaboración entre las empresas mineras, las poblaciones, entidades del gobiernos, las ONGs, las organizaciones de la sociedad civil y otros grupos de interés; sin embargo, a pesar de estas amplias y en algunos casos intensas actividades de colaboración, la desconfianza de las poblaciones alrededor de las operaciones mineras persiste y en algunos casos se incrementa. Sin embargo, esta situación podría revertirse poco a poco si es que se toman en cuenta las siguientes consideraciones.
Colaboración generando valor y desarrollo de clusters locales
Probablemente los elementos más importantes a considerar por las empresas mineras sean las políticas, estrategias y acciones donde la colaboración de la minera con otros grupos de interés (comunidades, estado, ONGs, academia, etc.) sea la opción más rentable en relación a sus costos para el desarrollo de clusters locales alrededor de los proyectos mineros; clusters que sean mutuamente beneficiosos para las empresas y las comunidades; considerando sus actividades claves, es decir, minería, agricultura, ganadería, actividades forestales, pequeñas empresas y actividades artesanales, y promoviendo que sean sostenibles en el corto, mediano y largo plazo. El considerar las actividades claves de las comunidades y de los grupos de interés más impactados es algo esencial, en estos casos, para la generación de riqueza y valor compartido.
Para lograr lo anteriormente mencionado, es necesaria la colaboración de todos los grupos de interés involucrados. Al respecto, el estado tiene un rol protagónico que ayude a reforzar las acciones del cluster y a promover la colaboración de los distintos grupos de interés. El trabajo colaborativo y concertado es necesario, considerando que el horizonte de los proyectos mineros es temporal, y en algún momento se tiene que establecer el cierre de la operación minera. “… los esfuerzos por mejorar la infraestructura y las instituciones en una región a menudo requieren una acción colectiva, como lo muestran los ejemplos de Nestlé, Yara y Research Triangle … Los programas más exitosos de clusters son aquellos que involucran una colaboración con el sector privado, las asociaciones comerciales, las instituciones de gobierno y las ONGs” (Michael Porter y Mark Kramer, Creación de Valor Compartido, Harvard Business Review, Enero – Febrero 2011).
Uso de recursos y tecnologías modernas
Hay otros aspectos importantes a considerar como los conflictos, en algunos casos intensos, entre las mineras y las comunidades por el uso de recursos como el agua. Para promover una convivencia armoniosa entre minería y poblaciones considerando distintos aspectos de la realidad social y empresarial, incluyendo el uso del agua, se pueden aplicar tecnologías modernas para la solución de problemas claves como la disponibilidad del recurso agua. “La mejor utilización de recursos –posible gracias a una mejor tecnología- permeará todas las partes de la cadena de valor y se extenderá a los proveedores y canales” (Michael Porter y Mark Kramer, Creación de Valor Compartido, Harvard Business Review, Enero – Febrero 2011). Por ejemplo, hay algunos proyectos como mina Cerro Lindo y mina Fosfatos Bayóvar en Perú, minera Escondida en Chile, que están desalinizando el agua de mar, separando las sales del agua del mar, obteniendo agua fresca para sus operaciones, de este modo, no afectan la cantidad de agua disponible de las poblaciones para sus actividades agrícolas y otras actividades económicas, y para el consumo humano, eliminando de esta manera una de las más grandes dificultades para que haya acuerdos entre minería y comunidades.
Aún en estos casos, las operaciones de la actividad minera tienen impactos ambientales, económicos y sociales, los cuales se pueden medir, aplicar medidas y prácticas operativas para su mitigación, y lo que no se puede mitigar, compensarlo. Las líneas de base, los estudios de impactos económicos, sociales y ambientales, así como los planes de mitigación en las operaciones y en las comunidades ayudan mucho en este proceso. El objetivo es que queden completamente reducidos y compensados los impactos sociales y ambientales; y sobre todo que a partir de la confianza generada y las prácticas y métodos adecuados se genere valor compartido para la empresa y las comunidades.
Información compartida y confianza
Para el logro de la generación de valor compartido, también, es importante que se muestre información clara y transparente de los diferentes grupos de interés. Por parte de la empresa, el carácter y naturaleza de sus actividades y operaciones, los impactos sociales y económicos generados, los planes de mitigación y compensación, los planes de relaciones comunitarias, entre otros. Por parte de las poblaciones, información sobre sus actividades económicas, organizaciones sociales, manejo ambiental, prácticas culturales, acervo histórico, patrimonios arqueológicos, expectativas sociales, expectativas en relación a las operaciones de la empresa, etc. A partir de esta información, se pueden establecer metas claras compartidas entre los distintos grupos de interés e indicadores específicos para dar seguimiento a los avances respecto a las metas establecidas.
La información veraz y objetiva compartida entre los grupos de interés permitirá negociar con mayores niveles de compromiso y confianza, así como habrá mucho mayores probabilidades de lograr acuerdos entre las partes, y en muchos casos conseguir acuerdos sorprendentemente positivos y beneficiosos, lo que permitirá aumentar el valor compartido para cada una de las partes involucradas en las negociaciones y acuerdos, y generar nuevas oportunidades de colaboración y generación de valor compartido para las empresas y para la sociedad.
Conceder para Ganar
Sin embargo, en algunos casos, a pesar de todas las negociaciones y acciones realizadas se observa que no se logran acuerdos para desarrollar proyectos mineros ni se logran acuerdos que generen paz social, confianza y colaboración de las comunidades, por lo que, también, es importante en estos casos ceder recíprocamente para ganar. Es posible que la empresa no pueda conseguir lo máximo posible en relación al valor de su inversión, pero si rendimientos competitivos de corto plazo y sobre todo rendimientos de mediano y largo plazo muy superiores a los rendimientos planteados inicialmente sin la colaboración de las poblaciones y los grupos de interés, con lo cual se incrementa sostenidamente el valor de las acciones y se genera nuevas oportunidades de inversión. De manera inversa, es posible que las poblaciones no consigan todas las expectativas que se plantearon inicialmente, pero si pueden obtener múltiples beneficios sostenibles que no podrían conseguirlos si los proyectos no se llevan a cabo. De este modo, realizando concesiones recíprocas, se puede llegar a acuerdos satisfactorios que generen confianza y contribuyan al crecimiento económico y a la prosperidad social.